Hay cosas que ni yo misma entiendo, hay días para uno mismo, horas particulares, sonidos y silencios que salen para decirte: hoy, nunca, siempre, jamás.
Otrora quizá yo misma desprecie esos instantes, otrora deje de ser complicada, me aleje de la llama brillante que hiere mis jóvenes alas, y entonces vuelva a la tranquilidad de ese invierno azul que me llenaba de inspiración.
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