CRÓNICAS DE LA CIUDAD DEL MIEDO

"Nadie nos prometio un jardin de rosas, hablamos del peligro de estar vivos"

viernes, agosto 19, 2005

muchos buenos días, tres malas noches

Después de probarme una y mil veces la inutilidad de esperar me encontré en ese absurdo supuesto mientras miraba brillar la tarde sobre la ciudad de Tlaxcala; esperar que regrese el tiempo; que caigan las hojas, que sea un entero lo que se partó en mil pedazos; que pase lo que ya pasó; que se calme la tormenta que ya se esta secando; que florezcan las jacarardas; que vuelva a salir el sol; y caí en cuenta de lo siguiente: la ociosidad y la espera son algunas de las cosas más placenteras en la vida; si acaso no son fructuosas, tampoco te fastidian. Te permiten tener la calma bastante como para arrojarte de diez pisos y pensar aún en sentir el fresco aire, esperando que bajen los ángeles a rescatarte de los nueve círculos. Qué tarea por Dios!

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