CRÓNICAS DE LA CIUDAD DEL MIEDO

"Nadie nos prometio un jardin de rosas, hablamos del peligro de estar vivos"

sábado, diciembre 11, 2004

Un día mas de la vida de Tlaxcala... (uno)

viernes, diciembre 10, 2004

De prisa, de prisa, casi no obteniendo nada. Las cosas que nos permiten mirar hacia el futuro son las que en ocasiones nos amarran al presente... Las cosas que podrían hacernos volar, tranquilas se desfilan frente a nuestros ojos, y a veces se ven tan inalcanzables... espejismos, antigua fata morgana. Un reto fundamental quizá sería atraparlas, pero, ¿para qué hacer presas las ilusiones?

martes, diciembre 07, 2004

Tlaxcala nos grita muchas cosas, muchos territorios, de muchos tiempos, voces cansadas, política, crimen, negra corrupción, brillante estética, letras, música, historia, amores, desencuentros, tranquilidad, teatro, fresco, calor, enamorados en las orillas del Zahuapan, poblanos y defeños al acecho de nuestra vida costumbrista; un Palacio de Hierro, unas incipientes salas de cine, algunos OXOS, un cafe de aire libre, tres mujeres que bailan solas, dos diarios locales, complejos pueblerinos que gritan tradiciones, Tlaxcala es una proviciana que susurra arte, que s e sonroja ante los alagos de los extraños sus calles, que ve grandes a todos sus hijos, siendo que somos pequeños, nos viste de ropas finas, de carne, de sonrisa entramada entre los pasos en los portales, de pulque, de toros, de flores, de ojos los seniles de esos sus otros hijos los artistas, dejemos que siga diciendo, madre de provincia, digamos con ella...

Los minúsculos reinos

Gritaba el cielo esa tarde. Una lluvia persistente hirió la base del macetero de madera, apolillado. ¡Craz!, el quejido del pino muerto y ahí quedaron seis mundos, expuestos entre los trozos de barro cocido, pintado tipo talavera. Ámele amaba sus plantas. (¡Craz!) Se mojaron los habitantes de los minúsculos reinos. Intraterrestes. Se mojaron hasta nadar en las lágrimas de la tierra. Ámele mira el desastre desde la ventana, están ahí disolviéndose en mil hebras marrón, con nudos. Pasado el Apocalipsis de una hora, con el arcoiris se reanimaron los pequeños monstruos y se arrastraron a colonizar ahora la vereda húmeda, fácil de remover, y ahí se encontraron a otros iguales, y riñeron; y los unos ganaron espacio y los otros murieron comidos por seres más pequeños, más voraces. Nuevos minúsculos reinos se forman ahora Desde la ventana empañada y espesa, mientras juguetea con la concha de una caracol, Ámele piensa cuándo terminara el lluvioso verano, cuándo las eras humanas, cuándo será para los hombres el Apocalipsis del minúsculo reino que alguien más ve desde la ventana.

domingo, diciembre 05, 2004

"ninguno"

pocos tienen la desfachatez de escribir lo que piensan, los menos piensan lo que van a escribir, escribir es una forma de vivir; mejor vivamos... ...bienvenidos al blogg